miércoles, 26 de diciembre de 2012

Inspirado en las medallas de Milo Gasa

Milo Gasa: Aceptado el reto. Espero te guste.
Con el fondo de "Fiesta en Corraleja", Federico, de diecisiete años, toma un bus de Sincelejo a Maicao con el propósito de hacer algunas compras decembrinas y, de paso, preparar sus atuendos para la vida universitaria que comenzaría en un menos de un mes. Toma, junto con su madre y tía, el Brasilia de las once de la noche que los pondrá en Maicao a las nueve de la mañana.
Como el bus viene con pasajeros de Montería, la opción de escoger dónde sentarse no es muy real, pero sí la de escoger con quien. En un rápido escaneo, al estilo Terminator, Federico (que aunque virgen analmente distinguía tenía una buena historia oral) ubicó a un potencial compañero de viaje a quien le resaltaba en su jean un bulto prometedor. De buena fe, Federico ubicó a su madre y tía en el único par de asientos juntos disponibles casi al frente del bus y él se fue hasta el asiento escogido cuatro filas detrás. Es de destacar que esta acción la hizo en menos de 30 segundos puesto que fue el primero que se subió al bus en medio del caos de los pasajeros que esperaban en la terminal.

Se sentó al lado del objetivo que resultó tener entre 25 y 27 años, de estatura un poco más alta a la del promedio y de un agradable color canela. "Acuérdate que me quedo en el Carmen", hizo que me sentido de alerta se activara. Si el sujeto se iba a bajar apenas entrando Bolívar, tenía menos de una hora para actuar la estrategia que tantas veces me había resultado en esos viajes nocturnos, pero con el agravante que en menos de nada estaríamos en Corozal, lo cual reducía mi tiempo de acción a menos tiempo.

Al llegar a Corozal, Federico aprovecho las luces de la carretera para ver bien el trozo que se perfilaba debajo del jean, y efectivamente estaba bien de tamño y grosos, con la ventaja que el susodicho dueño del falo venía tocándose (resultado del frío del aire acondicionado) con disimulo en la oscuridad. Como en Corozal no se subió nadie, el bus sólo pasó por la estación y comenzó el viaje pero más lentamente.

Es entonces cuando Federico, mu calculadamente, aprovechó una de las curvas para balancear su cuerpo hacia la izquierda y dejar que su cabeza se apoyara levemente en el hombro del otro pasajero. Si bien el hombre no reaccionó de manera grosera, digamos que sí se asutó un pocó, pero tampoco movió a Fede.

ENtonces Fede, en una falsa excusa, hizo que se despertó, y le dijo: "Perdón señor. Me quedé dormido. Es que el frío me tiene mal". Él respondió: "Tranquilo. Apóyate. ¿No tienes toalla para taparte?". "Nada", respondió Fede. "Espera te presto la mía" dijo él con un aire lujurioso en la mirada. "Bueno", dijo Fede.

Sacó de su bolso debajo del cojín una toalla que olía a nuevo. Me tapó y se tapó él, mientras le decía a Fede: "Acómodate", mientras empujaba su pelvis hacia arriba. La erección era clara como la luna que iba alumbrando el camino. "Sóbamela bien rico. Se te notaba el hambre de verga cuando subiste" susurró mientras se la acariciaba por encima del pantalón.

Se bajó el cierre y sacó un falo realmente bueno: Grueso, especialmente, grande en proporción y un olor a sexo que me hizo imposible no bajar enseguida a chupar a riesgo que los otros pasajeros  vieran a Fede en acción, pero como quien no arriesga un huevo no saca un pollo ....

Una faena muy buena que duró lo suficiente para que acabara y le diera a Fede las gracias y un número de teléfono que se perdió. Sin embargo, la faena no terminó allí, el ayudante del bus, sentado en la parte de atrás se vio todo el show, y en Barranquilla donde debían esperar por lo menos una hora antes de partir, invitó a Fede al estrado donde había visto todo, y bueno Fede, sin ser un tipo egoista, le dio una buena probada al ayudante que resultó ser un paisa de aproximadamente 30 años, muy blanco y con una carita de yo no fui que contrastaba con la fiera y dotación que resultó ser. Javier, como Fede luego se enteró que se llamaba el ayudante, le pidió repetir en Maicao, pero Fede, que conocía los horarios de su madre y tía, le dijo que quizás en Montería otro día, teniendo en cuenta que todos los buses de Maicao tenían como destino final esa ciudad ....pero bueno, esa es otra historia

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